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Abejas felices

Eurobanan se involucra, no sólo en labores de campo, si no que contribuye a desarollar una filosofía de trabajo teniendo en cuenta el respeto por el entrono agrícola.

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Problemática: Desaparición de insectos polinizadores

Las tasas actuales de extinción de especies son de cien a mil veces más altas de lo normal debido a las repercusiones humanas. Casi el 35 por ciento de los polinizadores invertebrados –en particular las abejas y las mariposas–, y alrededor del diecisiete por ciento de los polinizadores vertebrados –como los murciélagos– están en peligro de extinción a nivel mundial.

Las consecuencias de la extinción de las especies pueden ser más graves de lo que pueda parecer a simple vista. De hecho, si las abejas, en peligro de extinción, desaparecieran, sería catastrófico para el medio ambiente. Las abejas son imprescindibles para los seres humanos pues, de manera directa o indirecta, dependen de ella para la alimentación. La Real Sociedad de Geografía de Londres y el Earthwatch Institute nombraron a las abejas como ‘los animales más importantes del mundo’. Los motivos: las abejas son el único ser vivo que no propaga ningún tipo de enfermedad ya sea a través de hongos, virus o bacterias, dado que no transportan nunca patógenos.

Desde este punto de vista, el hecho de que las abejas juegan un papel fundamental para los seres humanos es algo innegable. Se calcula, a su vez, que alrededor del 70% de los alimentos que consumimos de modo diario depende directa o indirectamente de las abejas. Por extensión, si las abejas siguen en peligro de extinción durante mucho tiempo más, nuestra cadena alimenticia podría cambiar. Estos insectos favorecen la polinización y la reproducción de las plantas, equivalente a aproximadamente el 35% de la producción de alimentos.

La población de polinizadores –en especial abejas y mariposas– ha disminuido de manera preocupante, debido principalmente a prácticas agrícolas intensivas, cambios en el uso de la tierra, plaguicidas (incluidos los insecticidas neonicotinoides), especies exóticas invasoras, enfermedades, plagas y el cambio climático. Si esta tendencia continúa, algunos cultivos nutritivos —como frutas, frutos secos y muchas hortalizas— serán sustituidos cada vez más por los cultivos básicos como el arroz, el maíz y la patata, lo que podría desembocar finalmente en una dieta desequilibrada.

Desarrollo del proyecto

Entre los objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, se encuentra el nº 15: “Vida de Ecosistemas Terrestres” que busca “proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, efectuar una ordenación sostenible de los bosques, luchar contra la desertificación, detener y revertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica”.

Eurobanan, conjuntamente con la Cooperativa de Plátanos de Canarias (COPLACA) ha puesto en marcha la implantación de buenas prácticas en los campos de cultivo de nuestros agricultores canarios, donde para cada tipo de cultivo y producto, se establecen una serie de medidas concretas para fomentar y respetar la biodiversidad, poniendo especial atención a las abejas como insectos polinizadores. Dichos insectos necesitan un entorno natural y carente de productos químicos, por su alta sensibilidad a los mismos.

Concretamente estas buenas prácticas consisten en el cultivo complementario en dichas parcelas de flora melífera y polinífera, así como la eliminación de tratamientos fitosanitarios o plaguicidas químicos. Todas estas prácticas agrícolas se reproducen para cultivos de plátano de canarias, mangos, papayas y aguacates.

El Resultado

Gracias a esta iniciativa se ha creado una filosofía de trabajo, estableciendo e incorporando estas mejores prácticas y lecciones aprendidas para todos los agricultores integrados en COPLACA. Así como manuales de recomendaciones, talleres prácticos, soporte técnico, etc…

También ha inspirado el inicio de otras acciones y colaboraciones relacionadas con el medio ambiente, la flora y la fauna local.

Indirectamente, también se favorecen los objetivos de la estrategia de la Comisión Europea “Farm to Fork” (“de la granja a la mesa”), que se enmarca en el Pacto Verde y tiene como objetivo la transición hacia un sistema alimentario sostenible, tanto para  productores y consumidores, como para el clima y el medioambiente. Esta estrategia significa la reducción del impacto en el medioambiente y el clima de la producción primaria, pero al mismo tiempo busca asegurar un retorno justo para los trabajadores del sector primario, y modula el uso de pesticidas y fertilizantes, las ventas de antimicrobianos o el aumento de la superficie destinada a cultivos orgánicos, muy en línea con la Estrategia de Biodiversidad 2030.